A la mitad del camino probé la manzana que la pantera custodiaba.
A la mitad del camino busqué los frutos que había cosechado en otros lugares, en otros campos con otras manos.
A la mitad del camino me senté detrás del banco que ocupabas con tu cuerpo el domingo durante la misa de la mañana.
A la mitad del camino me pregunté si la loba había comido mis vísceras y arrancado el corazón.
A la mirad del camino me pregunté porqué la mirada que me regalaste hace dos meses ya no tenia ese brillo que tanto amaba.
A la mitad del camino sentí que el bastón que Virgilio me prestó al inicio del sendero se hacía liviano, ya que no soportaba la joroba de ilusiones que cargué todo este tiempo sobre la espalda.
A la mitad del camino examiné el porqué idolatraba tanto tu esencia.
A la mitad del camino, se me acabó la tinta con la que escribía las odas a tu graciosa existencia.
1 comentario:
menos mal que es la mitad del camino y en 1km de camino más adelante hay una tienda que vende de todo: tinta, escencia en perfume, brillo en los ojos y otras bondades de la vida...
Lo bueno es q este camino no se anda en soledad, siempre hay alguien con quien compartirlo.
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