Una de los mejores consejos que le escuché a mi tía la Dra Carmen González fue aquel que propone que la relación de pareja es exitosa cuando hay un objetivo constructivo mutuo. Una pareja puede conformarse por diversos motivos, pero ahí no radica el éxito, sino en el objetivo que se proponen.
Muchos se unen por amor (apasionante amor) pero terminan separándose a fuerza de señalarse los errores y defectos. Otros podrían unirse por un mero interés económico, pero podrán salir adelante si se proponen conocer el alma de su pareja para identificar las raíces de sus defectos y se comprometen a apoyarse mutuamente para madurar.
De modo que, mi querida Carla Antonioli, es cierto que todos los hombres son malos, como también lo son las mujeres (en cierto modo), Todos tenemos el 100% de probabilidades de encontrar una pareja mala (es lo único en lo que no vamos a fallar nunca) por lo tanto, no deberíamos calificar a nadie como malo, a menos que tenga la intención de serlo.
La diferencia la ponen aquellas parejas que abren mutuamente sus almas y exponen sus debilidades y faltantes con la certeza que la fusión de esas almas con el Espíritu de Dios.
¿Estamos dispuestos a despojarnos de nuestros elementos de defensa para exponernos tal cual somos a nuestra pareja?
¿Estamos dispuestos a mirar a nuestra pareja en toda su debilidad manteniendo nuestra decisión de abrazarla en una fusión constructiva?
Esas son las verdaderas preguntas.
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