jueves, junio 05, 2008

EL INFIERNO PARTE II: RUMBO AL PURGATORIO

Tu boca, delineo tu boca con el índice, aunque preferiría hacerlo con el anular que será el que goce la dicha de tener nuestro anillo de bodas. Tu boca y la mía y se presionan, se acercan, el aliento caliente como humo de cigarro se confunde mediante mordidas, risas y palabras dulces mal descifradas. Jugamos al cíclope veo un solo ojo, somos uno en ese momento amor, nos unimos para formar uno, y sin embargo tienes razón al final juntos somos uno, pero separados no nos pertenecemos. Tu mirada se clava en mi piel, te acercas cada vez más, al final veo solo un ojo como somos ahora, pero de repente se cierran en tus pestañas, ¿ellas protegen tu mirada de la mía o del polvo de aquel lugar? tus manos se postran sobre las mías y controlan mis movimientos, cedo. Seguimos jugando al cíclope; yo quiero tu ambrosía, eso me basta por ahora para saber cuan feliz me haces al estar a mi lado.

Tus ojos, dirían que ya no eres Dante, eres Horacio. Pero a la Maga la buscaste en todas las mujeres y lugares. En el circo, en aquella noche de lluvia bajo Paris, en un estudio de pintura; y no te importó si ella ya le había regalado su saludo exclusivamente a otro hombre, solo la tomaste, y le delineaste los labios, los ojos, la cintura y la esencia. Yo sigo a tu lado, y ahora te veo como Polifemo, aquel cruel cíclope que se ha vuelto ciego por “nadie”, me duele, me arde, me maltratas con los dientes, me insultas, me comes, protesto. Al final te sigo besando y me uno al ritual, que me destruye, la morbosa sensación de pasión se convierte en alegría, risa y a la vez infinita tristeza.

Tu cintura, luego de ese beso, salimos a la calle y paseamos todo el día. Abrazo tu cintura pequeña, a la vez tan frágil que temo romper, pero me aferro a ella como un bastón, porque quieres hacerme caminar, quieres guiarme, dices que Virgilio lo hace pero al final tú terminas el proceso. Quieres llevarme al futuro, me muestras el camino al cielo, en el cuál dichosamente la Santa trinidad me hará compañía; pero en ese futuro no has planeado estar ahí conmigo.

Tu piel cambia como tu carácter. Se afea y enrojece cuando estas molesto, y se embellece y oscurece en verano, así será nuestro camino querido amigo, estamos en el infierno rojizo pero al final el verano será nuestro cielo. Estaré siempre en tú pensamiento, en la confusión de tus ideas, pero solo, eso no te puedo ofrecer más. Yo debo ser eterna y seguir con mi camino, y si no estás ahí es porque siempre fue así, lo nuestro solo fue un momento, un proceso, el cual se acaba con este camino. No habrá anillos de bodas, no seremos uno eternamente, no jugaremos más al cíclope. Mi boca, mis ojos, mi piel, mis hojas, te las presté alguna vez pero las recuperaré al final; para que otro, en otro tiempo, en otro cielo, les susurre al oído y las acaricie con dulzura.

C.

1 comentario:

Enrike dijo...

¿Esos son tus pies?